“Perdonadme. No lo volveré a hacer” es el epitafio elegido por el español Antonio Mingote (Sitges, 1919 – Madrid, 2012), uno de los más geniales humoristas del siglo XX y parte del XXI.
Aunque es autor de cuentos y de algunas novelas, como Las palmeras de cartón (1948), Los revólveres hablan de sus cosas (1953) o Adelita en su desván (1991), y de una obra teatral, El oso y el madrileño (1973), su fama procede principalmente de su intensísima actividad en el terreno del humor gráfico. Fue uno de los más tempranos colaboradores de La Codorniz (1941-1978), la emblemática revista de humor fundada por Miguel Mihura. «Sin La Codorniz—comentaba Mingote—, no se en que abismos de oscurantismo y resentimiento habríamos caído”.
Su estilo gráfico-literario se caracteriza por la sutil ironía, los ágiles y oportunos trazos, y la descripción audaz de carácteres e ideologías, y también por la sensibilidad social.
Dicen que Mingote no era ni de derechas ni de izquierdas. Fue, más bien, un hombre lúcido y sensato al que le enfurecían la estupidez y el fanatismo. El resto de las torpezas humanas (el calentamiento global, la burocracia, etcétera) las trataba con más comprensión y, siempre, con ternura. Definiéndose a sí mismo: «Yo no soy anti nada. Como dice Senillosa, yo no soy ni antituberculoso”.
¡Disfrutemos algunas viñetas!









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