La muerte es un eterno despertar | Felipe Ezeiza

VASTEDAD

En la jaula de soles

el resplandor busca un nido más alto

un pichón atrapado en la penumbra
ignora las garras
que aprisionan

su horizonte.


DE CALIMA

Todavía no era habitante de Calima
apenas pintaba un animal de pétalos

la sensación de un falso amanecer

Quería amar bonito a media luna
¿Cómo lleno de crueldad
repleto de dientes
la bestia que soy
se adentraría en la noche?

Hojas dobladas sobre los mundos
raíces alimentándose del blanco

Susurraban:
La muerte es un eterno despertar.


LOS GIGANTES INCOMPLETOS

a Piedad

Tenemos hambre    yo lo sé
desde principio de la existencia    esta depredación    nos carcome

Amontonados    estirándonos    saliendo del fango
ramificados en un torrente de furias

Animal-montaña de infinitos dientes apiñados
que con sus garras se arrastra hacia el futuro

Cazador y recolector fascinado por la crueldad
¿Cómo resistirse a la devastación que somos?

Endurecidos por generaciones
apresurados en la resonancia de los instrumentos de hueso
ni la desesperanza    la pobreza o    las tragedias cercanas
pudieron suavizar nuestras maneras

Decimos    hogar    en una lengua de sangre

Los ojos    un cielo incendiándose
nos vemos    unos a otros
¡Extrañísimos!
solos en las incontables luces del amanecer

Sentenciados
por tanto esfuerzo fallido
pura ilusión de construir el amor
revueltos del vientre al pecho
luego habitantes de la incertidumbre

Hemos intentado doblegar el instinto
guardarlo en una sombra
mientras los imperios íntimos se desmoronan
el bucare en secreto    florece
le van creciendo plumas    pétalos    y escamas

Tenemos hambre    yo lo sé
nos alimentamos del animal dócil que nunca seremos

Desesperados
retratamos las formas de lo apacible
sin poder amansar el espíritu

La vida parece un verso azul
un tembloroso asombro
que se escapa entre los dedos

Jamás estaremos saciados.


LA ESTACIÓN DORMIDA

a Eloísa

Debe existir otra resonancia
una para respondernos
sin deshojar las lenguas

un túnel bajo el sonido
que nos deje tocar el agua
sin perturbar su forma

las palabras son durísimas
y aun así    al decirlas van heridas

nunca he leído una palabra de amor
en el poema    el amor es silencio.


HUNTER

Mi hastío
es una serpiente retorciéndose
bajo la mesa de la cocina
alguna cucaracha
que no me dejan montar en la cama
aves    bellísimas    que ofrendo a los dormidos

Profeso
una inmensa depredación
y esta noche veo a la presa más grande

Pájara luna
ven a jugar conmigo
¿no te aburriría morir de vieja?


FELIPE EZEIZA (Los Teques, Venezuela, 1999). Integrante del grupo Habitantes de la Calima. Ha diseñado y aplicado talleres de escritura creativa para niños y adolescentes, además de talleres enfocados en la construcción de bestiarios, y haikú. Mención publicación en el 6to concurso nacional de poesía joven Rafael Cadenas. Ganador del 5to concurso nacional de poesía joven Hugo Fernández Oviol. Ha participado en el Dossier de poesía venezolana de la Revista Kametsa, y en las antologías: Sequía (Editorial Senzala, 2020), Elogio a la brevedad (Túnel Diez ediciones, 2020), I Premio internacional de poesía Bruno Corona Petit (Ediciones Palíndromus, 2021). Instagram: @fray_bucare


Cortesía del autor

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